De la certeza a la paradoja
y de la paradoja a la doble paradoja,
salto cuántico en la mente y de la mente
más allá de sí misma,
de la ciudad murada
el exorcismo frente al cementerio
en pos de la montaña sagrada
del no saber

Un saber que es un no saber
-paradoja del intelecto-
haciéndose no intelecto
suprimiéndose como intelecto
para poder conocer el enigma
de lo que no puede ser conocido
para concebir lo inconcebible
que es más inconcebible aún
al concebirse un concebir sin saber;
del mismo modo que se concibe
una nueva vida sin un saber,
cómo sin ella misma saber de su concepción,
sin yo saber que ha sido concebida
con el misterio en el mismo centro de su corazón
como su átomo nuclear

Es y no es
no es y no no-es
pero definitivamente no está.

Sin embargo, nada de lo que es
podría ser sin que el misterio esté
y no esté primero
porque ese no estar y no dejar de estar,
ese no ser y no dejar de ser,
abre el camino para que el ser sea.

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